
Y un día cualquiera, haciendo una cosa cualquiera, en una pieza cualquiera, se desplomó, sin más…
He aquí la realidad... Ya no hay honor… sólo queda el humo seco de lo soñado. La inocencia fue la primera en caer, aquella noche de las soledades de medio metro…
Lo único que me dejaron conservar: dos canciones aptas para días de lluvia, y la anhelada lucidez… Pero hay un detalle: nadie me dijo que la lucidez era tan jodidamente triste…
1 comentario:
De una de las primeras cosas que me sorprendí cuando estudiaba, fue enterarme de que, los depresivos son más acertados en los juicios que hacen acerca de ellos y del mundo. Al parecer la lucidez cierto grado de incomodidad, pero tranquila que para estar contenta no siempre es necesario embotarse.
Saludos
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